EUCARISTIA
PRIMER ANIVERSARIO NIVIA GIRALDO
NOVIEMBRE
27 DE 2013
MONICION:
“LOS QUE ENSEÑAN A OTROS A SER
BUENOS, BRILLARÁN COMO ESTRELLAS POR TODA LA ETERNIDAD" (Daniel 13)
Estamos reunidos como
comunidad de fe, en torno al Banquete Eucarístico, y a través de este encuentro, queremos mantener
viva la memoria de nuestra amiga y
compañera educadora NIVIA GIRALDO, en
nuestro corazón y en el entorno donde llegan nuestras vidas. Agradecemos a Dios
que haya premiado nuestra existencia con su presencia.
Era una persona maravillosa, dotada de grandes cualidades humanas y
espirituales: bondad, dulzura, delicadeza, responsabilidad, orden, puntualidad,
ética, entereza, solidaridad, respeto. Siempre tenía una sonrisa a flor de
piel, una palabra oportuna para cada situación.
Oramos en este día, seguros de que Dios la tiene muy cerca de él,
gozando de premio que está preparado para aquellos que han sido fieles.
Y a la vez pedimos para que ella desde el cielo interceda por nuestra
comunidad educativa y alcance para nosotros abundancia de gracias y
bendiciones.
PETICIONES:
HOY SEÑOR NUESTRA PLEGARIA SE FIJA EN AQUELLOS HERMANOS QUE YA NO ESTÁN ENTRE
NOSOTROS, ESPERAMOS QUE ELLOS GOCEN DE
TU RESURRECCIÓN, POR ELLO TE PEDIMOS DICIENDO:
“SEÑOR,
DANOS A TODOS TU VIDA ETERNA”
1. “En la casa de mi Padre hay
muchas moradas”.
Por la Iglesia, portadora del mensaje de salvación, para que sepa ayudar
a cuantos sufren el dolor de una separación, con palabras y gestos de consuelo,
aliento, de cercanía y de amparo.
2. “Os he hablado de esto para
que vuestro gozo sea completo”. Por el alma de nuestra querida NIVIA, para que la semilla de su vida,
florezca multiplicada en el amor a toda su familia y a todos los que fuimos sus
amigos.
3. “No he venido a ser servido
sino a servir”.
Para que así como NIVIA,
pasemos por este mundo haciendo el bien, sabiendo estar cerca de cualquier
necesitado.
4. “A vosotros no os llamo
siervos sino amigos”. Tú Señor, que tuviste amigos y lloraste la
muerte de Lázaro, consuela a todos los que hemos perdido a seres muy queridos
y, de un modo especial, a esas familias que han tenido muertes trágicas
difíciles de superar.
5. “Bienaventurados los que
lloran, porque serán consolados”. Para que el Señor, nos dé un corazón capaz de
sentir el dolor de los demás y estemos dichosos de ser ayuda y consuelo para
todos los que están pasando por momentos de dificultad
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